La muerte con dignidad

 

Tras un repaso a los deberes éticos del médico ante pacientes terminales, el autor recuerda que aún hay mucho por hacer.
Ismael Sánchez 25/03/2009
¿Cómo debemos atender a los pacientes con un pronóstico de vida limitado e irreversible? ¿Qué papel debe jugar una buena medicina paliativa?. A estas y a muchas otras preguntas dio respuesta la conferencia organizada por el Colegio de Médicos de Teruel bajo el título Los últimos días de vida: morir con dignidad. El éxito de público y el animado debate que siguió a la excelente ponencia de Marcos Gómez Sancho, presidente de la Comisión Central de Deontología de la OMC, nos ratifica en el interés y la utilidad de esta fórmula que aúna divulgación y formación en torno a un tema de gran calado profesional y social.  

También de actualidad y de notorio interés en esta materia es la reciente declaración elaborada por el Consejo General de Colegios de Médicos sobre Ética de la sedación en la agonía. Es un documento de notable utilidad orientadora para la correcta praxis de la sedación en esa etapa en la que el enfermo se encuentra con un pronóstico de vida reducido a semanas o meses y en un contexto de fragilidad progresiva. Los médicos turolenses tenemos la suerte además de contar con la presencia activa de nuestro compañero Luis Ciprés en el comité permanente de la citada Comisión Central de Deontología .

Si queremos respetar la vida y la dignidad de los enfermos terminales los médicos debemos esforzarnos en prestarles una asistencia de calidad, tanto a nivel profesional como humano. Y ello implica atender su voluntad, expresada verbalmente o por escrito, que deberá constar siempre en su historia clínica. Es decir, nuestra responsabilidad ética y deontológica es mitigar su dolor y otros síntomas con la prudencia y energía necesarias.

Frontera clara desde la ética
Como nos indica la declaración, es muy importante tener claro que «la frontera entre lo que es una sedación en la agonía y la eutanasia activa se encuentra entre los fines primarios de una y otra. En la sedación se busca conseguir, con la dosis mínima necesaria de fármacos, un nivel de conciencia en el que el paciente no sufra, ni física ni emocionalmente, aunque de forma indirecta pudiera acortar la vida. En la eutanasia se busca deliberadamente la muerte inmediata. La diferencia es clara si se observa desde la ética y la deontología médica».

En síntesis, cabe concluir subrayando la trascendencia de lo que afirma la OMC en dicho texto: «la sedación en la agonía no es un tratamiento excepcional; el incremento de personas que precisan cuidados paliativos constituye actualmente un paradigma que debe estar presente en la enseñanza de las facultades de Medicina y en los programas de formación continuada y en la conciencia de todos los médicos». En Aragón, por desgracia, nuestro sistema sanitario se encuentra todavía en pañales por lo que se refiere al nivel de desarrollo de la medicina paliativa.

Es justo reconocer la meritoria labor que desarrolla en Teruel el ESAD (Equipos de Soporte de Atención a Domicilio), pero a día de hoy faltan todavía muchos recursos hospitalarios, sensibilidad colectiva y medidas que permitan a una mayoría de los enfermos irreversibles que atendemos tener acceso a una muerte digna. Confiamos en que las cosas cambien y sabemos que ya se está trabajando para que así ocurra.

El reto es trabajar con eficacia para que, cuanto antes, nuestros centros cuenten con unas unidades del dolor tan bien dotadas como precisan los aragoneses en general y los turolenses en particular. Los colegios de médicos no vamos a ahorrar esfuerzos de todo tipo, tanto reivindicando lo que creemos justo para una buena sanidad pública como contribuyendo a la mejor formación permanente de nuestros profesionales en un ámbito tan trascendente para la dignificación de la vida del enfermo en fase terminal como para el ejercicio de una medicina verdaderamente humana.

Presidente del Colegio de Médicos de Teruel


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