Tribuna. El Vaticano y la donación de órganos

El autor subraya las buenas relaciones con la Iglesia católica en relación a la donación de órganos. Sostiene que incluso el papa Benedicto XVI se posicionó a favor insistiendo en su carácter altruista y gratuito.
Rafael Matesanz 01/12/2008
No puede decirse que la Iglesia católica haya puesto obstáculos a la donación de órganos en España. Más bien lo contrario, pese a que en los años setenta y ochenta era lugar común decir que no teníamos más donantes en parte por las creencias religiosas sobre la vida y la muerte, sobre todo en el sur. Sin embargo, al menos desde la creación de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) en 1989, las relaciones han sido exquisitas y los representantes eclesiásticos han llevado a cabo bastantes manifestaciones positivas.

Por este motivo, sorprendió la polémica surgida hace unos meses, a raíz de un artículo aparecido en l’Osservatore Romano, en el que se cuestionaba desde un punto de vista filosófico el concepto de muerte encefálica. Se montó un gran revuelo mediático internacional sobre todo en Italia (en España pasó afortunadamente desapercibido), con intervención de todas las sociedades científicas, dada la gravedad del tema y lo anacrónico de poner en duda gratuitamente un concepto arraigado en la comunidad médica desde hace 40 años.

El propio Vaticano, a la vista de la polémica suscitada, tuvo que desautorizar el escrito y posicionarse inequívocamente por la donación y el trasplante de órganos. La corroboración de esta postura, de una gran importancia en amplias zonas del mundo por razones obvias, ha llegado en el transcurso del importante Congreso A gift for life [un regalo de por vida], organizado en el Estado Vaticano y por la Academia Pontificia, con la colaboración del Centro Nazionale di Trapianti (la ONT italiana).

El hilo conductor fue la lucha contra el turismo de trasplantes en un mundo globalizado en el que la demanda de trasplantes para salvar vidas es diez veces superior a la oferta, donde un 10 por ciento de los trasplantes se hace bajo alguna forma de comercialización, y donde la ley de la selva en este y otros campos amenaza a multitud de países emergentes en los que todo se compra y se vende.

Allí estaban los máximos dirigentes de las sociedades de trasplantes europea, latinoamericana e internacional, junto con los delegados de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la ONT, como organismo colaborador de la institución internacional y su máximo apoyo en la lucha mundial por la donación de órganos y contra la comercialización. También estaban presentes los responsables de trasplantes de bastantes países y numerosas autoridades eclesiásticas de alto nivel.

Altruista y gratuito
El Papa Benedicto XVI, en el transcurso de una recepción a los asistentes al congreso, pronunció un importante discurso, llamado a ser un referente para el mundo católico en materia de trasplantes.

Repitió varias veces el concepto de altruismo y gratuidad en las donaciones, lo que en el contexto de comercialización al que aludíamos y junto a las voces procedentes sobre todo de Estados Unidos, que abogan por la donación retribuida, representa un posicionamiento sin duda importante. A ello se unió un clamor en contra de cualquier tipo de abuso que pudiera producirse en aras del trasplante, sobre todo entre la población infantil.

La polémica sobre la muerte encefálica quedó definitivamente zanjada, aludiendo al necesario consenso científico en cuanto a los criterios adoptados y la necesidad de unos protocolos diagnósticos claros y sin atisbo de duda. En ningún momento se volvió a la filosofía inspiradora del escrito polémico.

Como no podía ser menos, hubo una referencia explícitamente condenatoria a la utilización terapéutica de material embrionario. Fue una lástima por reiterativa, e innecesaria porque tampoco venía a cuento. Ello no desluce sin embargo un hecho muy importante para todos los que trabajamos en este campo: el apoyo de la Iglesia católica que, en este tema puede ayudar a salvar muchas vidas.


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