La ética clínica, otra víctima de la crisis en AP

Falta de tiempo en primaria. El déficit de médicos en atención primaria no es el único problema que requiere soluciones inmediatas. La falta de tiempo del facultativo de primaria para atender a sus pacientes afecta a una parte de la asistencia que a veces se olvida: la ética.
Marta Esteban02/07/2008
La masificación del primer nivel asistencial y el actual modelo de gestión colocan al médico ante una situación que no sólo le afecta profesional y personalmente sino que le hace tomar decisiones que en ocasiones son precipitadas. El médico se siente olvidado y exige una reforma urgente.

La crisis en atención primaria es una realidad. La preocupación de la profesión es palpable y afecta a cuestiones de diversa índole como la escasez de facultativos y la falta de tiempo para la asistencia. La situación es crítica y aún lo será más ante la inminencia del periodo vacacional y el hecho de que los servicios de salud deberán hacer frente a una bolsa de sustitutos que están bajo mínimos.

El médico es consciente de ello y así se ha puesto de manifiesto en el estudio del Observatorio de Medicina de Familia de Semfyc, donde el 57 por ciento de los encuestados cree que su situación se ha deteriorado desde 2006 y un 56 por ciento piensa que irá a peor (ver noticia).

Pero la crisis de primaria no sólo incide en el aspecto puramente asistencial, sino que afecta a un ámbito muy importante de la actuación sanitaria: la ética. Atención primaria es la puerta de entrada del paciente en el sistema sanitario y el médico que le asiste debe enfrentarse día a día a decisiones de carácter ético que a veces necesitan de reflexión meditada.

Rogelio Altisent, presidente de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial, Mercedes Losilla y Yolanda Jarabo, miembros del Grupo de Ética de la Semfyc, y Pablo Simón Lorda, de la Escuela Andaluza de Salud Pública, han analizado cómo la falta de tiempo del médico de familia afecta a la toma de decisiones éticas.

«El problema grave se plantea porque la falta de tiempo se convierte en lo habitual y el médico empieza la consulta con una lista de pacientes citados cada cinco minutos y pudiendo llegarle una urgencia en cualquier momento». Con este telón de fondo uno de los primeros afectados es «la relación médico-paciente y los enfermos lo verbalizan cuando dicen que su médico ya sólo tiene tiempo para mirar el ordenador», aclara Rogelio Altisent. Pero el mayor problema es que «nos hemos acostumbrado a esta situación, que ya se acepta como normal».

Según Mercedes Losilla, la falta de tiempo atañe directamente a la «calidad de los procesos clínicos, pues la toma de decisiones se realiza de forma precipitada, se producen errores administrativos por la abundante burocracia. Además, el escaso tiempo para cada paciente dificulta la posibilidad de acceder a fuentes de información para resolver dudas clínicas durante la consulta».

La misma opinión es compartida por Yolanda Jarabo, que subraya que la indisponibilidad de tiempo «hace que intentemos sobrevivir siendo no maleficentes, es decir, intentando no dañar al otro, y obviando principios éticos como los de justicia, autonomía y beneficencia. Esta situación nos impide tomar decisiones prudentes que suelen coincidir con la actividad ética más acertada».

El primer perjudicado es el paciente, pero el profesional es otro gran afectado. «La situación en la que estamos incide directamente en el futuro de la Medicina en España. Es necesario un debate público para determinar las responsabilidades de cómo hemos podido llegar a que las plazas de MIR para Medicina de Familia queden desiertas de manera masiva», explica Altisent.

La vinculación entre la falta de tiempo en la consulta y el desaliento que se observa entre los médicos «es evidente, pues la sobrecarga asistencial impide desarrollar una práctica global del paciente, repercute en la forma de ver la Medicina y produce cansancio intelectual y físico», dice Jarabo.

Según Losilla, la escasez de tiempo es «consecuencia de los verdaderos problemas, pero no es el problema. La modificación de la relación con especializada y de la gestión de las consultas haría que los facultativos se dedicaran a tareas verdaderamente profesionales».

Para otros el problema no es la falta de tiempo, sino en cómo el médico lo gestiona. Pablo Simón Lorda aclara que «la primera obligación ética del médico es gestionar bien el tiempo de que dispone. Algunos dicen no tener tiempo para informar al paciente y sí para otras cosas que no son necesidades asistenciales. La falta de tiempo no es excusa para dejar de hacer lo que ética y jurídicamente es una obligación».

La OMC apoya la necesidad de un «tiempo mínimo decente»
La Organización Médica Colegial, en su afán por recuperar los valores de la Medicina humanizando más el ejercicio de la profesión, también ha respaldado la necesidad de exigir un «tiempo mínimo decente» para la consulta. Nada más humano que tratar a los pacientes sin mirar el reloj.

El pasado mes de febrero la Comisión Deontológica de la corporación presentó un documento en el que se exigía una respuesta política a la falta de tiempo con la que cuentan los médicos (ver información), sobre todo en atención primaria, ante el aumento de la demanda y la masificación del primer nivel asistencial.

Este informe era la respuesta de la institución a un problema que afrontan cada jornada los facultativos, un mal endémico que va in crescendo y que está favoreciendo el crecimiento de los índices de estrés y de burnout entre los profesionales.

Este documento no entró en los temas de la campaña electoral, como pretendía la OMC, porque ni siquiera entraron en serio los temas sanitarios. Sin embargo, la vigencia de su doctrina seguirá viva para siempre. Aunque todavía el texto no ha sido ratificado por los miembros de la Asamblea General -seguramente se incluirá en el orden del día de una de las próximas reuniones-, está claro que luchar por conseguir un sistema sanitario de primera requiere cuidar la calidad laboral de los médicos.

La Administración sabe que no puede contar con un personal con jornadas abusivas, bajas retribuciones, pocas posibilidades de desarrollo profesional, limitaciones para la investigación y para la docencia, y además sin tiempo suficiente para atender a los enfermos como los facultativos querrían.

Unas reformas en el modelo de gestión para un nivel asistencial que fue olvidado

La atención primaria se siente olvidada y obviada. Así lo ponen de manifiesto los tres expertos del Grupo de Ética de la Semfyc, Rogelio Altisent, Yolanda Jarabo y Mercedes Losilla.

«Los servicios de salud han priorizado durante los últimos años la adjudicación de recursos al segundo nivel, olvidando en parte las necesidades reales de la atención primaria. Aunque somos los más interesados en colaborar en la mejora organizativa, rara vez se cuenta con nuestra opinión», explica Losilla.

Altisent aclara que «no hace falta ser un experto en gestión para darse cuenta de que la situación no se resuelve sólo con más recursos; es decir, bajar los cupos es necesario, pero no suficiente. Hay que realizar cambios cualitativos en el modelo de gestión, de tal forma que se estimule la iniciativa y la excelencia».

Es más, «se ha descuidado a los profesionales y la sociedad pagará caro el déficit de médicos de familia y haber permitido el desprestigio de primaria. En los últimos diez años los políticos de la sanidad no han sabido estar a la altura de las circunstancias y ahora tenemos los resultados». La misma opinión es compartida por Yolanda Jarabo, que sostiene que «el modelo de gestión es uno de los grandes pilares responsables de esta situación. Se ha dejado el barco de primaria a la deriva».

Pablo Simón Lorda aclara que si «el profesional entiende que el tiempo del que dispone es claramente insuficiente para satisfacer los estándares adecuados de calidad científica, técnica y ética, tiene que decirlo y exigir de las organizaciones medidas de apoyo».

http://www.diariomedico.com/edicion/diario_medico/mi_dm/atencion_primaria/profesion/es/desarrollo/1141132_01.html


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