Una división celular que une dos destinos

Minutos después de que el espermatozoide se una al óvulo, surge el esquema corporal del feto. A las 24 horas aparecen los ejes dorso-ventral y cabeza-cola. A las dos semanas, en el embrión se puede señalar arriba y abajo, delante y detrás, izquierda y derecha. En palabras de la responsable del hallazgo, la embrióloga Magdalena Zernicka-Goetz, «guardamos memoria de nuestro primer día de vida».
Sonia Moreno 03/06/2008
La afirmación de Magdalena Zernicka-Goetz, del Instituto Wellcome del Reino Unido, recogida por Nature en 2002, habría chocado hace diez años. Entonces se creía que los embriones de mamíferos eran un conjunto de células indistintas y sólo al implantarse en el útero emprendían el camino hacia su lugar en el futuro cuerpo. Sin embargo, investigaciones como la de Zernicka-Goetz, han desvelado que el huevo recién fecundado no es un amasijo celular, sino que ya cuenta con el eje que va a regir el destino del embrión.

El conocimiento de la asimetría del cigoto ha revolucionado los paradigmas de la Embriología y se incluye en el Informe científico sobre la comunicación materno-filial en el embarazo: células madre y vínculo de apego en el cerebro de la madre. El documento, dirigido por Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra, y Enrique Sueiro, doctor en Comunicación Biomédica del centro, aporta una lectura divulgativa sobre los últimos descubrimientos en torno a la cronología de la evolución de las células madre y a la relación neurobiológica entre madre e hijo.

Desde el primer día, el embrión envía señales moleculares para crear una tolerancia inmunológica y hacer que la mujer no lo perciba como un extraño -el 50 por ciento es del padre-, ni active las defensas para destruirlo. La gestación constituye una simbiosis de dos vidas: el embrión no es una parte de la madre, ni tampoco un injerto. A este primer diálogo molecular le sigue una serie de contactos entre embrión y madre, no ya moleculares, sino de tejidos: el blastocisto se introduce en el epitelio uterino, después en el endometrio y hacia el día 15 se organiza el sistema circulatorio gracias al flujo de sangre materna que llega a través de la placenta.

De esa comunicación surge el microquimerismo maternal: algunas células madre de la sangre del feto y su placenta, que son pluripotenciales, pasan a la circulación materna. Luego se almacenan en nichos, sobre todo en la médula ósea, y se dispersan por distintos órganos de la madre. Igual que el hijo tendrá toda su vida la impronta genética de la madre, ésta guardará un recuerdo físico del pequeño.

Se cuentan de dos a seis células madre del feto -denominadas progenitores celulares asociadas al embarazo o PAPC- por cada mililitro de sangre materna. «Sabemos que las PAPC pueden participar en la regeneración de tejidos de la madre. Un trabajo las identificó convertidas en cardiomiocitos de una paciente con cardiopatía», apunta López Moratalla. Esto es fácil técnicamente si el hijo ha sido un varón, pues sus células tienen el cromosoma Y a diferencia de las maternas. También se ha identificado la participación de las PAPC en la regeneración del hígado y de los vasos sanguíneos, catorce y veinte años después del parto.

José Manuel Giménez Amaya, catedrático de Anatomía y Embriología de la Universidad Autónoma de Madrid, y colaborador en el informe, considera que el «respeto celular» es clave en la medicina regenerativa: «No sólo coexisten células de dos personas sin perjuicio, sino que además resultan beneficiosas».

Apego de doble dirección
Parte del proceso biológico del embarazo es la reducción del estrés. A las dos semanas de la gestación, la progesterona contribuye a aumentar la oxitocina y a reducir el cortisol. La disminución del estrés favorece el desarrollo fetal. Pero no es el único cambio en el cerebro de la madre. De hecho, en el quinto mes, el cerebro se encoge -para recuperarse tras el parto-, y se adapta a los cambios en el metabolismo celular que darán lugar al vínculo de apego, la respuesta afectiva y emocional de la madre a los estímulos del hijo.

Diversos trabajos de neuroimagen abundan en cómo la maternidad moldea al cerebro. En un claro ejemplo de plasticidad neuronal, no sólo la madre biológica, sino el padre, los progenitores adoptivos e incluso las personas que están en contacto íntimo y diario con un niño experimentan cambios funcionales en el cerebro. Así lo muestra el que los padres respondan con más intensidad al llanto que a la risa del pequeño (para atender mejor sus necesidades), al contrario de lo que les ocurre a quienes carecen de la experiencia de la paternidad. Además, el vínculo de apego no es unilateral.

Como en la gestación, la relación entre madre e hijo hace un recorrido de ida y vuelta.

DÍA 1: Primer indicio de la formación corporal del feto
La afirmación de que «guardamos memoria del primer día de vida» se refiere al hecho de que la fecundación da lugar a dos células desiguales y esta primera división determina el eje dorso-ventral del cuerpo. En ese momento surge también el eje cabeza-cola, perpendicular al dorso-ventral, aunque no será hasta la segunda semana cuando se sepa qué polo será rostral.

DÍA 6-7: Llega el contacto físico directo
El primer contacto directo materno-filial se produce cuando el blastocisto se introduce en el epitelio uterino o la superficie interna del útero, donde inicia la anidación. Empieza la especialización celular. Aparecen las células madre neurales, base para el desarrollo del cerebro y la neurogénesis adulta. Se forma el esbozo cardiaco (centro motor de la circulación sanguínea). El día 21 se produce el primer latido.

DÍA 8: Las células madre evolucionan
En el segundo contacto físico, el embrión ha penetrado en el endometrio y toma de los capilares de la madre la energía que necesita. Las células madre se diferencian en epiblasto. El páncreas deriva de la región anterior del endodermo intestinal cercano a la región donde se origina el hígado.

DÍA 15: Aparecen las células madre precursoras de todos los órganos, tejidos y sistemas
El embrión ha evolucionado hasta tener tres capas y se denomina gástrula. Esta estructura de triple capa ordena el desarrollo completo del organismo. Por el proceso de inducción embrionaria, las células interaccionan dando lugar a troncales precursoras.

DÍA 16-22: Esbozos del corazón y el cerebro
Empieza la especialización celular. Aparecen las células madre neurales, base para el desarrollo del cerebro y la neurogénesis adulta. Se forma el esbozo cardiaco (centro motor de la circulación sanguínea). El día 21 se produce el primer latido.

DÍA 28: Páncreas e hígado
El páncreas deriva de la región anterior del endodermo intestinal cercano a la región donde se origina el hígado.

http://www.diariomedico.com/edicion/diario_medico/especialidades/salud_de_la_mujer/es/desarrollo/1130850_06.html


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