Cuando la vida empieza a las 28 semanas

Las madres de hijos prematuros piden al Gobierno que no considere residuos a los fetos de menos de siete meses  – «¿Quién se habría atrevido a decirme que ese día nació un resto orgánico?» Héctor pesó al nacer 620 gramos. Ahora tiene 19 meses. «Peleó mucho», dice su madre. La vida no se paró en sus kilos.

María Poveda
Madrid- No entran ni en el «aborto sí», ni en el «aborto no», pero quieren que el Gobierno hable de cuerpos, de bebés, y no de restos no humanos en el futuro Real Decreto de Sanidad Mortuoria. Son las madres de niños prematuros que, en los próximos días, leerán un manifiesto firmado por sus propios hijos ante el Ministerio de Sanidad. También pedirán que la madre pueda decidir qué hacer con el cuerpo de su hijo si éste no sobrevive. «El proyecto de decreto nos produce indignación», señala Gema Ibáñez, artífice de la web prematuros.info, un foro de ayuda mutua para madres de prematuros.
¿Mi hija no era un ser humano?
Eva Sánchez, madre de Emma, una niña de un año que nació en la semana 25 de gestación con 770 gramos, se pregunta: «Durante las primeras horas de vida, ¿mi hija no era un ser humano? ¿Por qué?». Y el caso es que los bebés que nacen antes de tiempo son muchos. En España, en 2006, hubo 465.616 nacimientos. De ellos,alrededor de 10 por ciento lo hicieron antes de que su gestación llegara a término.
En este 10 por ciento, un alto porcentaje fueron grandes prematuros, es decir nacidos entre la semana 24 y la 32 de gestación. La deontología médica señala que la semana 24 es la primera a partir de la cual el niño es viable fuera del útero materno.
Los avances en la neonatología de los últimos años han mejorado muchísimo su pronóstico. «Una niña nacida a las 24 semanas ¡es una persona!» ¿El aborto? «No sé. Cada uno que haga lo que quiera, pero que todo el mundo sepa que son seres humanos», explica Cristina Prieto, madre de prematuro. La niña a la que se refiere ya tiene 4 meses y medio, pesa 2 kilos 200 gramos, y, como la describe Prieto, «es una personita con sus risas y sus llantos».
El hermano gemelo de esta niña, de nombre Cristina, no corrió la misma suerte que ella y falleció en el útero. Su madre, lamenta no haber podido ver y despedirse de su hijo: ?No me dijeron nada en anatomia patológica y no pudimos enterrarlo ni nada y no veas lo que me pesa?.
Más llamativo si cabe es el caso de Esther Álvarez, madre de trillizos (dos niñas y un niño) que nacieron en la semana 27 de gestación: «El niño, Federico, rompió su bolsa cuando yo estaba de tan sólo 23 semanas de gestación. El diagnóstico no pudo ser mas claro: el niño no iba a sobrevivir. Milagrosamente los tres salieron adelante, eso sí, con muchos sustos. «Mis hijos son bebés desde siempre. ¿Quién se hubiera atrevido a decirme que ese día habían nacido dos niñas y un residuo orgánico?».
Además, las madres hablan de la fuerza de estos bebés. «Los niños prematuros nos dan mil vueltas a cualquier adulto. Las ganas de vivir que tienen se contagian y nos hacen más fuertes», opina Miriam Bustos, madre de Héctor, que nació en la semana 27 de gestación, aunque había dejado de crecer en la 24.
Luto por un hijo fallecido
Héctor pesó al nacer 620 gramos y midió 29 cm. Estuvo más de cinco meses ingresado en la unidad de neonatología y «ha pasado por muchas peleas», explica su madre. Ahora está a punto de cumplir 19 meses y «está hecho un campeón».
Sin embargo, no todos los niños nacidos antes del fin de la gestación sobreviven, pero las madres exigen el derecho de decidir qué hacer con ellos. «Hay niños que nacieron muertos y sus madres nunca supieron qué hicieron con ellos. Leer que sus cuerpos pudieron ser usados con fines comerciales les duele», ahonda Ibáñez.
Las madres exigen el derecho de decidir qué hacer con el cuerpo de su hijo fallecido y, en ningún término, que algún texto legal se refiera a él como «desecho».

Fuente: La Razón


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