En los incentivos el dinero no debe primar sobre los valores

Los valores intrínsecos como la salud o el bienestar deben primar sobre los instrumentales como el dinero, según Diego Gracia, presidente de la Fundación Ciencias de la Salud. A su juicio, «incentivar al profesional basándose sólo en el ahorro es perverso y puede desmotivarle».

Nuria Siles 23/05/2008
«El profesional sanitario se debe a los valores intrínsecos como la salud o el bienestar» y son estos valores los que deben primar en materia de incentivos sobre los instrumentales como el dinero, según Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud. A su juicio, «no se puede pervertir la función de la medicina, cuyo objetivo directo no es el ánimo de lucro». Así lo ha señalado en la jornada Ética de los incentivos a profesionales sanitarios en el IX Ateneo de Bioética que ha organizado la Fundación de Ciencias de la Salud en Madrid, en la que ha señalado que «incentivar a los profesionales sanitarios basándose sólo en el ahorro de recursos es perverso y puede llegar a desmotivarles».

La compensación económica por objetivos cumplidos es cada vez más frecuente en el ámbito sanitario. Lleva aparejadas ventajas como la reducción de costes de hospitalización, de lista de espera, de farmacia, etc. y una percepción monetaria para los profesionales, pero, ¿qué hay de las deventajas? ¿cómo encaja todo eso desde el punto de vista de la bioética?

En relación con los incentivos se puede adoptar una postura de demonización o de trivialización. Según Diego Gracia, ninguna de ellas es de recibo. «Hay incentivos que son correctos, como el apoyo a labores de formación continuada por parte de la industria farmacéutica, y otros que no lo son. Cuando son perversos, los profesionales no los pueden aceptar». No obstante, considera que «están reaccionando y empiezan ya a criticar a compañeros que se dejan comprar de algún modo por parte de otras instituciones».

La Administración también debe reflexionar en torno a esta cuestión: «no se pueden establecer incentivos directos al ahorro».

Cada una de las partes implicadas tiene que reaccionar y cumplir con su obligación. La industria farmacéutica tiene también su responsabilidad, «aunque ahora las cosas están mejorando un poco porque se están elaborando códigos éticos». No obstante, a pesar de que se están haciendo algunos avances, aún queda camino por recorrer. Según Francesc Borrell, vocal del Consejo Consultivo de Bioética de la Generalitat de Cataluña y moderador del debate, «los profesionales nos tenemos que implicar más exigiendo un buen diseño de los incentivos. No basta con protestar por lo bajini; hay que decir las cosas si creemos que están mal.

Por su parte, los gerentes tienen que estar dispuestos a escuchar. «No vale decir esto es lo que hay, y si no quieren que no lo hagan».

Los incentivos han entrado en el mundo de la gestión con mucha fuerza porque tienen una gran utilidad, pero el problema es que «se trata de una metodología que se está iniciando, y por lo tanto, tiene un grado de iatrogenia muy alto. Eso es lo que no se percibe desde el ámbito de la gerencia y es lo que los profesionales tenemos que destacarle y a veces no lo hacemos», concluye Borrell.

http://www.diariomedico.com/edicion/diario_medico/normativa/es/desarrollo/1126447.html

Publicado

en

por

Etiquetas: