Descapellanando hospitales

POR JUAN MANUEL DE PRADA

28-4-2008
EN el Matrix progre se empieza apiolando embriones, con la promesa de que así se logrará que los enfermos no sufran; pero, mientras la promesa no se cumple (y sólo se cumplirá cuando las ranas críen pelo), los enfermos siguen sufriendo. De manera que, para solucionar el problema, se termina apiolando enfermos. Ya lo dijo el bueno de Bernat cuando lo nombraron ministro: «En esta legislatura no tengo tiempo, pero la eutanasia es una asignatura pendiente en la sociedad española». Conque, recién inaugurada otra legislatura, nuestro Gobierno de Progreso se ha puesto a desasnar a la sociedad española, para que apruebe su asignatura pendiente; y la va a aprobar por cojones, pues ya dice el refrán que la letra con sangre entra. Pero para que la sangre empiece a correr en los hospitales hay primero que descapellanarlos, pues los capellanes son unos tíos muy subversivos que se niegan a aceptar las dos grandes mentiras que fundamentan el dominio del Matrix progre sobre el hombre. ¿Y cuáles son esas dos grandes mentiras? Pues la primera consiste en hacerle creer al hombre que es un semidiós mientras está sano; y la segunda, en hacerle creer que es un gusano cuando está enfermo. Y así, mientras está sano, el Matrix progre le dice al hombre: «Eres libre, no te sujetes. Eres soberano, no obedezcas. Disfruta de todos los placeres». Pero, ¡ay!, cuando la enfermedad se ensaña con ese hombre ahíto de placeres, entonces el Matrix progre le dice: «Eres un absurdo, una miseria. La vida no merece la pena ser vivida. Apresúrate a quitártela, pues más allá del dolor sólo te aguarda el abismo de la nada». El Matrix progre primero exalta al hombre y luego lo humilla, pues es condición del mentiroso corregir una mentira con otra mentira aún más grande.
¿Y qué es lo que dicen a los enfermos esos capellanes de los hospitales? Pues les dicen una verdad que refuta de un plumazo las dos grandes mentiras sobre las que el Matrix progre asienta su dominio. Les dicen: «No eres un semidiós, pues fuiste modelado con barro; y no eres un gusano, pues sobre el barro con el que fuiste modelado exhaló Dios un soplo de vida». Les dicen: «Mientras vivas, tu barro está enaltecido por el soplo de Dios; y, cuando mueras, Dios enviará tu alma al cielo y tu cuerpo a la tierra, pero ese cuerpo pulverizado por la muerte será semilla de resurrección». El Matrix progre predica al hombre arrebato ante la vida; y, ante la muerte, desesperación. Y esos capellanes predican al hombre templanza ante la vida (también ante el dolor, puesto que forma parte de ella); y, ante la muerte, esperanza, una esperanza mucho más arrebatada que todos los placeres de los que pueda disfrutar un semidiós. He aquí la gran verdad que predican esos capellanes; y, como bien se sabe, el Matrix progre condena al destierro a todo aquél que se atreva a refutar sus mentiras.
Aunque, por supuesto, esa condena al destierro hay que disfrazarla con los ropajes sacrosantos de los Derechos y Libertades, que para eso estamos en una Democracia que te cagas. Y nuestro Gobierno de Progreso, para evitar que los capellanes les digan a los enfermos que no son gusanos, aduce cínicamente que con sus prédicas vulneran el Derecho a la Intimidad, la Libertad Religiosa y el Derecho a la Salud. Cuando, en verdad, lo que les predican es la íntima unidad del hombre, su libertad de hijo de Dios y la salud de su alma inmortal; les predican, en fin, que no son gusanos en la enfermedad, como tampoco fueron semidioses en la salud. Una vez descapellanados los hospitales, los enfermos ya sólo podrán rezar, mientras los apiolan como gusanos, aquel hilarante Credo del Incrédulo que dejó escrito Leonardo Castellani: «Creo en la Nada Todoproductora, d´onde salieron el cielo y la tierra./ Y en el Hómo Sápiens, su único Rey y Señor,/ que fue concebido por Evolución de la Mónera y el Mono./ Nació de la Santa Materia,/ bregó bajo el negror de la Edad Media./ Fue inquisicionado, muerto, achicharrado,/ cayó en la miseria,/ inventó la Ciencia,/ y ha llegado a la era de la Democracia y la Inteligencia./ Y, desde allí, va a instalar en el mundo el Paraíso Terrestre./ Creo en el Libre Pensamiento,/ la Civilización de la Máquina,/ la Confraternidad Humana,/ la Inexistencia del pecado,/ el Progreso Inevitable,/ la Putrefacción de la Carne/ y la Vida Confortable. Amén».

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